Ninguno de los dos bandos ha cedido terreno sobre si el mandatario de izquierda debe regresar al poder, pero con la próxima llegada el miércoles de una misión de ministros extranjeros de la Organización de Estados Americanos (OEA) han señalado que están abiertos al diálogo.
Zelaya regresó a Honduras hace dos semanas y ha estado refugiado en la embajada de Brasil en Tegucigalpa, lo que ha elevado la tensión política en el pequeño país centroamericano.
A continuación los posibles escenarios futuros:
SE LOGRA UN ACUERDO LIMITADO
Las negociaciones tendrán como base el Acuerdo de San José elaborado por el presidente de Costa Rica, Oscar Arias, cuando actuó como mediador a comienzos de la crisis. El documento propone que Zelaya debe regresar a la presidencia, una amnistía para todos los involucrados y un Gobierno de unidad hasta las elecciones de fines de noviembre.
El acuerdo puede ser modificado, pero dado que ambas partes no ceden terreno, la conversaciones iniciales podrían limitarse a un pacto para seguir negociando con el equipo de la OEA y ciertas concesiones como reducir la seguridad alrededor de la embajada brasileña.
Micheletti podría beneficiarse con este escenario y con la insistencia de que las elecciones de noviembre son la clave para terminar con la crisis.
Pero aún prevalecen algunas preguntas clave sobre el futuro de Zelaya.
Líderes empresariales han puesto en marcha un plan, que Zelaya ha rechazado, para que el depuesto mandatario acepte el arresto domiciliario hasta que se realicen las elecciones. Zelaya podría permanecer en la sede diplomática brasileña y sostener conversaciones con negociadores políticos.
"Se habla mucho de diálogo, pero la solución aún no está clara", dijo Efraín Díaz, analista político hondureño. "La restitución de Zelaya es el principal punto", agregó.
ZELAYA REGRESA SIN RESTRICCIONES
Las conversaciones podrían avanzar rápidamente y los aliados de Micheletti podrían comprometerse a permitir el regreso de Zelaya de alguna forma limitada y con duras restricciones sobre su autoridad.
Esto significaría aceptar el formato básico del Acuerdo de San José, pero tomarían más tiempo los detalles sobre la conformación de un gobierno de unidad y de una amnistía para hacer más posible su regreso.
Estados Unidos y otros países están impulsando el acuerdo, con el argumento de que las elecciones del 29 de noviembre podrían no ser reconocidas sin un acuerdo previo en el que esté involucrado Zelaya. Esto tiene a los candidatos presidenciales impulsando un acuerdo con el que buscarían asegurar su legitimidad.
"Ahora mismo tienen que buscar una forma que potencialmente lo deje regresar pero que al mismo tiempo lo detenga para evitar que haga algo como por lo que fue derrocado la primera vez", dijo Heather Berkman, analista para América Latina de la consultora Eurasia Group.
"Esto llevará un tiempo. Los incentivos y las presiones están ahí, la ventana de oportunidad es sólo de seis semanas", agregó.
TERCER PARTIDO ENTRA EN LA DISCORDIA
Mientras la frustración crece en torno a la crisis de tres meses, ambas partes podrían ser persuadidas para comprometerse. Una propuesta les permite seleccionar a un tercer partido que pueda administrar el proceso de transición hasta enero.
Micheletti ha dicho que está dispuesto a hacerse a un lado si ello ayuda a resolver la crisis. Zelaya parece tener menos voluntad para aceptar esta opción dado el respaldo internacional.
LAS CONVERSACIONES FRACASAN
En el peor de los casos, las conversaciones podrían fallar sobre el punto clave que es el regreso de Zelaya al poder.
Ya con el regreso de las libertades civiles, los seguidores de Zelaya podrían más fácilmente regresar a las calles para presionar más por su regreso, si las negociaciones fracasan.
Honduras, Zelaya y Micheletti podrían recibir la condena internacional y el aislamiento si las conversaciones naufragan.
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