viernes, 10 de diciembre de 2010

“Sé que sos periodista y te puedo matar”: Dice paramilitar del alcalde Ricardo Álvarez a comunicador de EL LIBERTADOR

Al estilo del fascista salvadoreño Roberto D’abuisson, el alcalde de Tegucigalpa Ricardo Álvarez, ha realizado un boicot contra la maratón solidaria “Abrigo, Comida y Juguetes para los campesinos y campesinas del Aguán”, que coordina EL LIBERTADOR.
En dos ocasiones, ayer 8 de diciembre de 2010, a las 6:00 de la tarde y hoy a las 10:00 de la mañana han llegado paramilitares del alcalde a las oficinas del periódico, donde está el centro de acopio, para asaltar y presionar, a fin de impedir la ejecución de la actividad a favor de hondureños y hondureñas que están padeciendo hambre y enfermedad.
Redacción / EL LIBERTADOR
Tegucigalpa. Hoy en horas de la mañana nuevamente llegaron a las instalaciones del periódico EL LIBERTADOR paramilitares armados de la Alcaldía Municipal del Distrito Central y amenazaron con matar periodistas.
Uno de los efectivos con insignia de sargento, pero vestía uniforme de empleado de la alcaldía capitalina, se dirigió a un comunicador de EL LIBERTADOR que captaba gráficas de los acontecimientos, y le dijo: “Sé que sos periodista y te puedo matar”.- Posteriormente, este militar al servicio de Ricardo Álvarez comentó que pertenece al escuadrón elite “Fuerzas Especiales”, brazo especializado de las Fuerzas Armadas.
5-20.gifEl pelotón municipal perdió el control al ver cámaras fotográficas y teléfonos grabando los hechos. Los responsables de la maratón le preguntaron a los paramilitares ¿Qué delito comete una empresa cuando cumple con responsabilidad social? ¿En qué delito se incurre cuando sólo queremos ayudar a compatriotas que necesitan apoyo solidario, agobiados por el hambre y la enfermedad?
EL LIBERTADOR, comenzó una campaña para recolectar víveres en general, alimentos, ropa, zapatos y juguetes para los campesinos del Bajo Aguán, pero al alcalde Ricardo Álvarez que es parte de la oligarquía golpista de Honduras, ha intentado en dos ocasiones impedir que EL LIBERTADOR ejecute la actividad a favor de familias empobrecidas de Honduras, que residen a unos 540 kilómetros al norte de la capital. Y esa zona norteña, en este momento, esta sitiada por el ejército nacional que prácticamente ha impuesto un estado de sitio y ha convertido el Valle del Aguán en un campo de concentración.
5-21.gifAyer por la tarde los militares al servicio del alcalde asaltaron las instalaciones de EL LIBERTADOR y se llevaron bienes del periódico, utilizados como logística para la actividad, entre otros, Mesas, sillas y una computadora portátil. Además, se apropiaron de parte de la despensa que la población había entregado.
Hoy por la mañana quisieron hacer lo mismo; para su sorpresa había más personas de las que esperaban; intentaron llevar detenido a uno de los voluntarios de la radio maratón; sin embargo opusieron resistencia y no lo lograron ante la protesta de otros hondureños que llegaron a donar.
Es una pena que las autoridades de Honduras muy lejos de apoyar las causas nobles muestran desprecio por el pueblo, que con sus impuestos mantiene sus hogares; no obstante, a miembros de la oligarquía que recolectan millones de lempiras en efectivo, terrenos, carros y edificios, incluso reciben partidas del Estado para la TELETON ni siquiera son auditados, a pesar que han estado vinculados a casos de corrupción y mantienen deudas con el Estado.
Los campesinos del Bajo Aguán viven en extrema pobreza; pero en los últimos días ha sido difamados por los medios de comunicación golpistas para crear el escenario de invasión militar como ha acontecido. Esa prensa especialista en desinformación y enemiga de la mayoría de hondureños, asegura que los campesinos están  “armados hasta los dientes”; sin embargo el equipo de periodista de EL LIBERTADOR ubicados en el lugar reporta que los agricultores no tienen ni que comer, mucho menos para comprar armas. EL LIBERTADOR condena la conducta enferma y fascista del alcalde Ricardo Álvarez. NUNCA OLVIDAREMOS EL ATAQUE DE ALVAREZ A EL LIBERTADOR Y AL PUEBLO.

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